miércoles, 1 de septiembre de 2010

VIOLENCIA EN BELLO (COMUNA CINCO)





Protagonistas: Los Jóvenes, Victimas y Victimarios.
     SEGUNDO   MOMENTO 
¡Bueno!!!!, me tocó hablar a mí de un tema maluco, espinoso y que a ningún coterráneo le gustaría tocar, porque hablar de la violencia en el barrio es recordar, poner el dedo en la llaga, despertar heridas y volver a sufrir, en fin es avivar sensaciones que estaban dormidas y que hoy vuelven a despertar.
Es esculcar en el alma sentimientos oscuros, razones del porqué una guerra tan absurda que nos está acabando poco a poco y nos pone a pensar, ¿si tendrá sentido continuar con esta guerra? ¿Será que tengo motivos suficientes para continuar peleando contra nada? ¿Seré yo, el próximo en caer y cuales serán los motivos?, como miles de personas que han caído abatidos por las balas asesinas y sin saber porqué se dejó a muchas familias sin hermanos, sin hijos, sin tíos, sin padres, sin esperanzas; se podría decir que la verdadera culpable de esta guerra es la ambición, sí, esa maldita ambición al dinero, a las cosas finas que nos quitó lo mas sagrado que teníamos, la paz. Hoy, si se oye la detonación de una papeleta, nuestra mente está tan nerviosa que pensamos, “-eso es bala-”, pensamos en quien sería el desafortunado que murió, pero nunca pensamos en quien estará festejando; ¡maldita violencia nos volviste un mar de nervios!

La violencia en este barrio a existido toda la vida, a pesar de eso era un barrio tranquilo y muy apacible; el problema se agudizó en la década de los 80, cuando nos empezó a consumir el “Americanismo”, el narcotráfico y la violencia que nos traían las películas de cine como: Rambo, las películas de Charles Bronson, Chuck Norris, etc... las cuales se veían en los cines Rosalía, y el teatro Iris ubicados en el parque de Bello, los mas chicos las veíamos en los pocos Betamax que existían en esa época o simplemente en la televisión. La radio no fue ajena a esto, aparecieron emisoras como: Veracruz Estereo, Latina Stereo. Súper Estereo, Todelar Estereo, etc... las cuales abrieron el apetito del consumismo “Americano” con marcas de ropa y tenis, los cuales tenían un precio bastante elevado y en la memoria de algunos jóvenes se les metió la idea de conseguirlos a como diera lugar.

El LUNFARDO
En ese tiempo perdimos muchas cosas como nuestra manera de hablar, le dimos paso a un idioma chabacano y vulgar, se cambió al amigo por el “parce”, a la novia por la “polla”, al muy bien por “vacano”, al llave por “ñero”, al desleal por “fariseo”, a la navaja por “lata”, a las prostitutas por ”fufurufas”, a la reunión por “parche”, al montón de patadas por “tren de pata”, a los problemas por “embales”, al dañar por “embarrar”, a llamar la atención por “tocar pitos”, al creído por “picao o piquiña”, al gamín por “chirrete”, a la plata por “lucas”, a la casa por “rancho”, y a los papás por “cuchos”, demostrando de esta manera que en vez de avanzar, retrocedíamos un poquito.


Entonces entre mil novecientos ochenta y tres y mil novecientos ochenta y ocho se conformó la primera pandilla de jóvenes en el barrio, que no superaban la edad de veinticinco años (25), la cual se llamó “Los Monjes” que tenían al mando una persona mayor el cual se hacia llamar por sus dirigidos “El Cacique”. En un principio no se notó mucho el daño que hacían en la comunidad, pero transcurriendo los meses fueron acabando con la poca tranquilad que nos quedaba. Estos hijos del pueblo se fueron descomponiendo, día a día tanto física como espiritualmente, muchos de los integrantes al son de un rock pesado o una balada o una salsa, se paraban en las esquinas o salían a caminar por el barrio para cometer sus actos delictivos: le quitaban los tenis o prendas de vestir de marca a los de más jóvenes; algunos robaban en las casas; también salían de casería como algunos decían para ajustar cuentas con sus enemigos, incitaban a sus amigas adolescentes a la prostitución.

Esta descomposición de los muchachos se extendió por todo el municipio surgiendo pandillas juveniles como “Los Nevados”, “Los Kiles”, “Los Camándulas”, “Los Magníficos”, “La Ramada”, entre otros. Se dedicaron a pelear entre si por el dominio del territorio; a demás con sus actividades ilícitas fueron debilitando el comercio en general. Sufrieron de esta acción todo el carro que surtía el comercio, pues eran objeto de atracos continuos hasta el punto de no querer venir al barrio y al municipio por el riesgo de perder el capital y su propia vida.

La desesperanza: la esperanza no fue la “Ley”, se puso a favor de la muerte, del desamor, ya no protegía las ilusiones de las personas honradas. La norma se monto en la trampa, fue la espía y la inteligencia de los mercaderes de la muerte. Estaba camuflada para perseguir y llenarse cada vez más los bolsillos, pero a la vez para poder enterrar el puñal desprevenidamente en cualquier sitio, a cualquier hora y así poder desangrar las recién pavimentadas calles de los barrios. Todo fue confusión y temor: Las calles semi oscuras por un deficiente alumbrado público era el teatro de algún acto impune; y se sentía un ambiente enrarecido con lo cual todo el mundo en el barrio se metía en los hogares a partir de las ocho de la noche; los negocios cerraban temprano. Las calles se veían vacías, los padres evitaban dejar salir a sus hijos a partir de dicha hora.
Muchos mayores también eran temerosos de frecuentar los sitios de recreación en campo abierto. Y así el narcotráfico no se hizo esperar. Surge entonces a finales de los ochenta y al ritmo del recién nacido Rock en Español la banda que alcanzó fama a nivel del valle del aburra llamada la Ramada.

Esta fue acabando con todos los demás grupos al margen de la ley, logrando atraer a alguno de los integrantes de las otras bandas, para que trabajaran con ellos.


Puerto Boyaca:
Fue así como en Julio de 1992 el Cartel de Medellín, a través del Grupo la Ramada, contrato a(dos) Muchachos ( la rata y la mascota),Jóvenes Promesas Jugadores de Fútbol, pertenecientes al Equipo el Carmelo, y Habitantes del sector del carmen, para asesinar al padre fundador de los grupos paramilitares, llamado Henry de Jesús Pérez, por cuestiones de negocios con el Cartel de Medellín (PABLO ESCOBAR).

Los dos contratados fueron trasladados por emisarios al Magdalena Medio (Puerto Boyaca), unos días antes del 20 de Julio, pernotando en el hospedaje (palagua) antes de cumplir la misión.

La fiesta de la virgen del carmen, que se celebra tradicionalmente el 16 de julio, se traslado para realizarse el día 20 en puerto Boyacá, para aprovechar las dos festividades con mayor entusiasmo y participación de los habitantes. Durante ese día se llevo a cabo diversos actos religiosos como patrios, participando de ellos el señor Henry Pérez.

El conglomerado en puerto Boyacá participo de los programas realizados para dicho día, fue cuando los dos muchachos, en las horas de la tarde, y después de tener identificado el señor Pérez lo arremetieron a bala dándole muerte para luego los dos jóvenes buscar salida del sitio apresuradamente, pero dieron con tan mala suerte, que fueron detenidos por la turba que enfurecida, los entregaron a los guarda espalda del señor Pérez para luego ser linchados.

Los padres de los muchachos no reclamaron los cadáveres los cuales fueron enterrados por las autoridades en puerto Boyacá como N¸N también recibieron de a cincuenta millones prometidos por el trabajito.

Ese fue el final de dos jóvenes, que hoy por hoy serian unos grandes jugadores del fútbol profesional colombiano, estarían gozando de una buena posición económica.

Las calles del barrio y de Bello en general eran escenario de disputas entre las bandas antes mencionadas, todas las semanas se hacia sonar el rumor de una nueva y dolorosa contienda, donde salían heridos y muertos, culpables e inocentes, el sitio señalado se convertía en un verdadero campo de batalla, solo se oía la gritería de insultos, tiros, apedreados y como le sucedió al barrio el Cairo que fue victima de una granada dejando un muerto, varios heridos y numerosos daños materiales.
También por esos días existió un sitio que sintió los rigores de la guerra más que cualquier otro barrio, el cuál se denominó por ese tiempo de alta peligrosidad, conocido como “el callejón de la muerte”, situado en el barrio La Rosa muy cerca a nuestro barrio, dicho mote se lo ganó por los múltiples asesinatos que allí ocurrieron.

La parroquia no escapó de este flagelo, pues llegaron amenazas de muerte a su párroco; el Presbítero Fabio Mesa Sierra (Q,E,P,D) las cuales decían que si no se iba del barrio lo mataban, el Padre en el sermón del Domingo les respondió que “él no se iba porque no les tenia miedo, que sabían donde lo encontraban y que a la hora que quisieran él los esperaba para que cumplieran su promesa”, dicha amenaza fue hecha por un personaje que perteneció a una de las bandas, por fortuna para el amenazador y su amenazado, dicha promesa no se cumplió. Los días Santos no se respetaron en aquel tiempo, pues en plenas procesiones aprovechando el tumulto de la gente, los justicieros cobraban sus cuentas, matando a su enemigo sin importar quien estuviera a su lado.


Los días previos a la semana mayor (para ellos) no eran de mucha importancia, pues se veía como los jóvenes en pleno Miércoles de Ceniza iban a la Parroquia, se hacían poner la Santa Cruz en la frente, y si veían a su enemigo, no les importaba nada sacar su revolver y ajusticiarlo así fuera al frente de la Parroquia; también se veía como los “chachos” de las bandas se llenaban el cuerpo de escapularios, cadenas con cristos, camándulas, etc, y en el momento de asesinar a alguno se entraban a la Parroquia a pedirle a Dios que les ayudara en su “trabajito”.Tan era así que ocurrió que un grupo de muchachas un día cualquiera, inesperadamente encontraron la muerte al llegar al parque de la virgen que queda al lado de la Parroquia, pues sus verdugos las esperaban para cumplir su cometido; el asesinato diario.

Los estudiantes y profesores de las instituciones educativas, no fueron ajenos a este flagelo, fueron victimas de atentados, ya que en sus alrededores, estaban ubicados expendios de drogas; si estaban con malas notas los que pertenecían a las bandas, les ordenaban a sus profesores que les dieran el año ganado, sopena de caer asesinados, si no cumplían lo que ellos querían, boleteaban a sus directivas y los estudiantes veían con impotencia y dolor como caían sus compañeros, etc:..

También se veía como inmisericordemente se entraban a las casas a buscar a su sindicado, tumbaban puertas, lo sacaban y ante los lamentos de la madre, las suplicas del padre y las lágrimas de hermanos y hermanas, lo mataban; y si no estaba al que buscaban, procedían entonces a matar a otro miembro de la familia, dejándole el mensaje de muerte con el resto. .


El deporte también tuvo sus victimas, porqué este grupo se dedicó a amenazar y posteriormente a asesinar a jugadores de varios equipos pertenecientes al Clubdecar, sin importar; mataban a muchachos sanos, a las mujeres futbolistas las asesinaban aduciendo que eran lesbianas.

En ese entonces existían sitios que dejaron huella en la memoria de nuestros habitantes jóvenes como: La Taberna Cuartas (propiedad de Don Benigno Cuartas, estaba ubicada una cuadra arriba de la escuela Juan XXIII), Cobros, Aros, Kansas, El Mexicano, La Bohemia (de don Efraín Peña) y una miscelánea-taberna que quedaba diagonal a la Iglesia de el Carmen (en la Cra 63), en todos estos sitios se podía pasar un rato rico aunque algunos de estos lugares no fueron ajenos a la violencia, pues fueron escenario de disputas y en una que otra ocasión de asesinatos.


Pasaron días, meses, años y la violencia no nos dejaba tranquilos, pues hacia estragos aquí y allá, se iba y volvía dejando secuelas de cuadra en cuadra, hasta que un día el destino tenía preparada una macabra sorpresa.

Era un Sábado 5 de Agosto del nuevo siglo, un grupo de amigos estaba jugando cartas en el salón de billares “Los Alpes”, propiedad de Don Maximiliano Londoño, en una piecita del mismo lugar, estaban unos muchachos jugando Play Station, y otros estaban jugando billar, todo estaba tranquilo, cuando un grupo de hombres fuertemente armados irrumpió en el lugar, disparando inmisericordemente a quemarropa a todo lo que se movía, fueron 10 ó 15 minutos de disparos en ráfagas de ametralladora, aquella fue la masacre mas atroz que se vivió en este barrio, el saldo cuatro muertos y unos cuantos heridos. Lo curioso del caso fue que ninguno de los muertos, ni ninguno de los heridos le debía nada a nadie, ni siquiera Don Ciriaco Santos (padre de una reconocida líder de recreación), quien veía como entre guaros y sonrisas como su vida se le escapaba en unos pocos segundos.

Desde aquel día el barrio no volvió a ser el mismo, pues este crimen nos dejó marcados a todos por algún tiempo, no solo a nivel local, sino a nivel nacional e internacional, porque los noticieros de RCN y Caracol TV. se encargaron de difundir la noticia no solo al país si no en el exterior.

Como toda guerra, dejó sus secuelas después de haberse disminuido, pues debido a esta absurda guerra, tuvieron (por temor) que buscar sitios de refugio, emigrando hacia otras ciudades ó países, otras personas fueron desaparecidas, otros quedaron con problemas físicos como la parálisis y en algunos casos – quizás los mas graves- fueron internados en el hospital con problemas mentales.

Hubo una rebaja considerable en el valor comercial de la propiedad y a su vez se vieron muchas casas, meses y meses desocupadas, es decir, sin arrendar ya que nadie quería arriesgar su vida por estos lugares; se vivio el boleteo, la extorsión, los atentados y hasta los asesinatos si no se hacia lo que ellos querían, les llamaba mucho la atención ver las casas desocupadas, las calles solas y la gente atemorizada cuando los veían, eso los hacia sentir con poder y respeto, mas ignoraban que les tenían miedo, odio y rencor.

Hablar de violencia es algo demasiado complejo y se pueden herir susceptibilidades, a todas aquellas personas que se vieron tocadas y afectadas emocionalmente por este trabajo, mis disculpas, de verdad no quería lastimar a nadie, solo quería dar a entender lo absurdo de la violencia, gloria a Dios por todos nuestros difuntos que están a su lado, tampoco quería generar odio de los demás hacia los protagonistas de estas historias, si Dios los perdonó ¿por qué no nosotros?.


No pretendo generar polémica, solo quería mostrar lo doloroso que nos tocó a algunos jóvenes, vivir entre el miedo, la zozobra, el rencor y el saber que todavía habemos personas que nos tocó vivir esa época, es reconfortante, y ojalá que el Todopoderoso permita que sigamos vivos y más adelante contemos historia de vida y no de muerte a nuestros hijos y nietos.

Hablar de violencia es hablar de algo que parece no tener fin, me pudiera gastar hojas y hojas citando casos puntuales, seguiría y seguiría, y nunca terminaría, porque la violencia se da de una forma ú otra, la cual es una enfermedad contagiosa de nunca acabar; ante ella no tenemos la vida comprada, no sé si por su culpa, no veré estas líneas escritas en un libro ó reposando en mi cuaderno, lo único que sé, es que de pronto mañana saldré, pero no sé si volveré.

La verdad nos hara libres